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♥ Entra y siéntete en casa ...

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lunes, 8 de junio de 2015

Punto de inflexión II






Era finales de primavera cuando aparcó su motocicleta triumph bajo el techado de los viejos aparcamientos.
Entró con la sensación de volver a sus pensamientos nocturnos, como si estuviera en ese sueño que le había acompañado durante tantos años.

Se sentó en la barra, una jovencita pelirroja le atendió después de un par de minutos.  Preguntó  por Rodrigo -el dueño-, la muchacha lo llamó y salió con  expresión de expectación.

"Dios te bendiga amigo"  
Se acercó a Ernerto y se dieron un abrazo de lo más masculino, dándose unas palmadas en la espalda. Aunque Ernesto siempre moderaba su efusividad y fuerza.

Hablaron un poco del tiempo que había pasado y de todos los acontecimientos, de los paises en los que había trabajado. Siempre había querido  volver, se había pedido un año libre, había ahorrado lo suficiente para ello.
Bebió el último trago de la birra helada que le puso la pelirroja. Rodrigo le puso otra de seguido. 

" Y Carolina?"
"Ya no está con nosotros"

Ernesto frunció el ceño... era demasiado tarde.  Había esperado demasiado tiempo para volver, nadie en su sano juicio espera  seis años a alguien que no le da esperanzas de volver.

"Pero no te apures Ernesto, Ven.... "  dio una palmada en el hombro de Ernersto para que se levantara y le siguiera... Llegaron a la puerta de la cafetería. "No se ha ido muy lejos" Terminó de explicar justo en la esquina de la cafetería. "Ves aquella puerta? la de madera... ahora es enfermera en el centro de salud"
"Está bien? "  Ernesto tuvo en ese momento miedo a la respuesta.
"Si, bueno ha cambiado en estos años, pero quien no cambia. No amigo?"


*

Llamó al timbre, un par de veces.  Tras la puerta apareció una mujer con un vestido de gasa,  con motivos florales y corto por la rodilla. El pelo cortado a la altura del hombro, descalza y  con aspecto risueño.

Carolina subió la mirada hacia el hombre que esperaba en el umbral de la puerta.  No esperó a que dijera una palabra, dio un par de paso y se hundió en el pecho del hombre, era tan grande como lo recordaba. 

Ernesto descubrió con asombro y alegría que aquella jovencita ahora una mujer tuviera empapelada todo un lateral de una de las paredes del salón con todas las postales que le fue mandando. Ella fue paciente y supo esperar. Había vuelto a los brazos de Carolina. A las noches en compañía. A un pueblo amable. A una vida sencilla.

En la parte trasera de la casa, tenía un gran jardín, donde las flores y la siembra de algunos productos ecológicos hacían su vida más sana. La piscina se camuflaba entre todo el vergel dando la impresión que era un lago en mitad de un microcosmos amazónico.

Por las tardes Ernesto se dedicaba al cuidado del huerto. Después se daba un baño en la piscina.Sin darse cuenta habían pasado tres meses, el verano estaba en su mayor esplendor.

... Aquella tarde el calor apretaba, Carolina decidió acompañar a Ernesto en la piscina. Él daba grandes brazadas, provocando grandes ondas en el agua, como si fuera un gran pez el que se le acercara. Jugaron un poco en el agua, Carolina se subió a la espalda de Ernesto, y éste la arrastró con él hasta lo más profundo de esa piscina, se giró, se agitó,  la tuvo junto a él, frente a frente.

"bésame"
"bésame Ernesto" repitió Carolina ante la pasividad del hombre.

Él se acercó a ella, la abrazó bajo el agua, sintió como las piernas de Carolina abrazaban su cintura, acarició su rostro, acercó su boca a la de aquella mujer, la saboreó,  le dio mil besos;  por cada noche que la soñó, por cada momento que la pensó. Recorrieron el estanque en espiral, formando remolinos, exaltados, excitados,  y ya desnudos, en aquellas aguas agitadas, Ernesto entró en Carolina como la marea que sube, suave, cauteloso, sin prisa pero raudo e implacable como el guerrero que conquista, ella se rindió a él como si su piel fuera la tierra fértil.

Ernesto fue el que invadió, el que conquistó, el que se adentró como explorador en unas tierras deseadas y soñadas pero fue Carolina la que reinó.

Aquel año pasó rápido, para entonces Ernesto tenía un trabajo en una empresa de construcción y nunca vio el momento para alejarse de aquel pueblo, nunca vio el momento para alejarse de Carolina.




8 comentarios:

  1. Qué bueno, Nieves, un amor eterno, un abrazo!

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  2. El amor se concretó en el momento maduro y exacto.
    Muy bueno, Nieves.
    Besos.

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  3. Ocurrió cuando tenia que ocurrir!! Me encanta tu manera de narrar los momentos románticos, tan sutil y sensual.....Preciosa historia!!!!
    Mil besos Nieves!!

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  4. Preciosa historia, Nieves.
    Tienes mucho arte.
    Besos, buenas noches

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  5. appreciate much your history kisses

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  6. Vamos que como era de esperar se la calzó. Y en cuatro meneos, el oso vacía hasta la piscina.

    Besos Nieves.

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  7. Romantiquísima, bonita historia
    Besos

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  8. Muchas gracias por vuestra simpatía y fidelidad, por leerme cada historia, por pasar por casa y hacerme feliz.

    Besos a todos !!!

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Hola chic@s!!!!
Gracias por visitarme, por estar y compartir tus pensamientos....